jueves, 4 de febrero de 2010

Habanera.

Ry Cooder pasea por las calles en un side-car con su hijo mientras bajo la losa de marmol de 120 kilos (pagada con los beneficios de un documental)suena la melodía de una trova desgarradora. La calavera de Ibrahim Ferrer parece seguir teniendo la misma resonancia que cuando visitó los mejores teatros de Europa.

Las casas de las viejas familias cubanas siguen igual. Cocinas estrechas con fotos de un señor barbudo en los azulejos y viejos calendarios de los años 60 que nos recuerdan "tiempos mejores".

Los puros ya no son de verdad y los muslos de las señoras que los lian están más bonitos que nunca. Ahora son puros "Made in Taiwan".

Y en mitad de todo esto tú paseas por la Habana. Tan blanca que se te ve desde el famoso estudio de Tattoo de Miami INC. Todos los cubanos tienen que llevar gafas de sol esta semana porque les deslumbras con tus sueños e ilusiones.

Los cocodrilos te miran aunque parezca que no.
Los mojitos se secan a tu paso.
Barajas await.

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